La historia real detrás de Lento Voy, el debut de Carpentier que nació del silencio

Lento Voy es mi primer sencillo como Carpentier, una canción de rock alternativo nacida de una experiencia real: enamorarme en silencio. Compuesta en una noche de ansiedad, surgió como un desahogo emocional entre guitarras crudas y letras honestas.

ROCK ALTERNATIVOARTISTA INDEPENDIENTEINDIE ROCK

Carpentier

11/30/20244 min leer

La historia detrás de Lento Voy

Lento Voy es mi primer sencillo, y salió el viernes 29 de noviembre. Es un tema que define el sonido con el que quise presentarme al mundo: rock alternativo crudo, directo y con mucho sentimiento. Detrás de esa distorsión, de esa atmósfera envolvente, hay una historia muy personal.

Cuando compuse esta canción, estaba atravesando una situación emocional intensa. Me había enamorado de alguien. Empezamos a pasar tiempo juntos, a compartir cosas, a hacer planes... era evidente que algo estaba naciendo. Pero no podía decir nada. Sentía que si confesaba lo que realmente pasaba dentro de mí, todo se podía arruinar.

De ahí nace la frase que le da sentido al tema: "tendré que estar a un lado de ti fingiendo que no estoy sintiendo nada". Lento voy... guardar ese secreto se convirtió en una especie de pacto silencioso, que en algún momento fue mutuo.

Recuerdo claramente una de esas noches en que la ansiedad me tenía sin dormir. Esa angustia de querer y no poder decirlo, de sentirme atrapado en el silencio. De ahí salió la línea: “Las noches son de fuego, es tan difícil verlo, perdido en el silencio, es tan difícil ser yo”. En una noche así, agarré la guitarra y decidí abrirme. Primero vino la letra, después la melodía, y poco a poco la armonía. Fue como si algo me poseyera: las palabras llegaban solas, como si fuera una especie de antena sintonizando con algo más grande. En 30 minutos ya tenía la canción escrita. Grabé el demo de inmediato: guitarra y voz, sin pensar mucho.

La versión final se parece muchísimo a ese demo inicial. Solo hicimos algunos ajustes menores en la estructura y la métrica de los versos. Decidí no quitar nada. No me censuré. Quise ser directo, al menos desde mi arte.

En cuanto al sonido, no partí de una referencia específica. Fue un proceso de experimentos y creatividad, aunque reconozco que mis influencias están ahí: Cerati, Soda Stereo, Caifanes, Zoé... todo eso vive en mí, y seguramente se filtra de forma natural. Los instrumentos, el tempo, el tono... todo fue saliendo a partir de lo que la canción pedía. Quería que se sintiera como estar en una especie de prisión emocional, en la que la palabra es la llave que puede liberarte, pero también la que puede condenarte.

La producción fue un proceso muy enriquecedor. Trabajé con Uriel Herrera y Ochocuatronueve, fundadores del sello independiente Norteamérica Nacional Recordings. Su guía, sensibilidad y visión elevaron el proyecto a otro nivel. Con ellos, cada elemento encontró su lugar justo.

En lo visual, quise que la gente viera mi rostro. Que supieran quién soy. El lyric video tiene una paleta de colores cuidadosamente elegida, que conecta con la historia, con el sonido y con la portada. Hay un momento muy simbólico en el video que solo dura unos segundos. Siempre será un pequeño misterio... uno que espero revelar algún día.

Hoy, cada vez que escucho Lento Voy, me gusta más. Es como tener un hijo: lo ves crecer, evolucionar, y aunque lo soltaste, sigue siendo profundamente tuyo. Siento que logramos algo especial, tanto a nivel lírico como musical. Y la producción... me sigue cautivando.

Lo que más deseo es que quienes la escuchen puedan conectar con ella. Que encuentren en mis palabras algo de consuelo, algo de identificación. Que tal vez, en mis versos, descubran la manera de decir lo que no han podido decir.