Acércate: del dolor a la liberación.

"Acércate" es, sin duda, la canción más personal que he escrito hasta ahora. No fue pensada para un público, sino para mí. Nació como un grito de liberación, como un intento de convertir el dolor en arte.

ROCK ALTERNATIVOINDIE ROCKARTISTA INDEPENDIENTE

Carpentier

2/22/20252 min leer

"Acércate" no nació para el mundo. Nació para mí. Fue un susurro convertido en grito, un hilo de voz que rompió el silencio en uno de los días más oscuros de mi vida.

Estaba lejos de todo… pero, sobre todo, estaba lejos de mí mismo. Me miraba al espejo y no reconocía quién me devolvía la mirada. Caminaba con preguntas pesadas pegadas al pecho: ¿Estoy haciendo algo con mi vida? ¿En qué momento me perdí así?

Fueron días al borde, noches sin descanso. Hasta que llegó el último domingo del último fin de semana de agosto de 2024. Con las manos temblando, tomé la guitarra. No tenía un plan, ni siquiera un acorde en mente. Solo una palabra me empujaba desde dentro: acércate.

Empecé a tocar y a cantar sin pensar. Las lágrimas caían sobre las cuerdas, mezclándose con el sonido. Cada verso era un desahogo, una herida que se abría para dejar salir lo que ya no podía guardar. Escribía y cantaba al mismo tiempo, como si las frases se dictaran solas. No buscaba belleza; buscaba respirar.

Cuando escucho Acércate, vuelvo inevitablemente al desierto. En agosto de 2022, hice un viaje de 12 días desde la Sierra Tarahumara hasta el desierto de Mapimí, ese antiguo mar de Tetis que hoy llaman la Zona del Silencio. Allí entendí que el silencio y el caos no son opuestos, sino dos fuerzas que pueden convivir en perfecta armonía. Ese paisaje inmenso me enseñó que la soledad también puede ser compañía.

La portada del sencillo nació allí. Es una fotografía que tomé yo mismo, en un amanecer de esos días en los que me interné en el desierto. El sol apenas rompía el horizonte, pintando de oro y sombra un lugar que parecía fuera del tiempo. Quise que esa imagen fuera el rostro de la canción: un recordatorio de que, incluso después de la noche más larga, siempre llega la luz.

Mare Magno fue mi maestra de canto, ha estado conmigo desde que compuse mi primera canción. Cuando terminé los arreglos de Acércate, sentí que necesitaba una voz femenina que abrazara las palabras. La voz de Mare es de esas que no solo se escuchan, sino que se sienten en la piel. Le mostré el demo, lo hizo suyo, y sus coros se convirtieron en un eco hipnótico que todavía me estremece.

Mi música se mueve entre el indie alternativo y el rock alternativo, aunque Acércate se tiñe de post-punk y new wave. Nunca me siento a componer pensando en un género específico; dejo que la canción me diga qué quiere ser. Esta me pidió guitarras que cortan, un tempo que late fuerte y una interpretación que no escondiera la grieta de mi voz.

Quiero que Acércate llegue como me llegó a mí: sin pedir permiso. Que se cuele en tus momentos más frágiles y te recuerde que incluso en medio del dolor, hay algo que vale la pena abrazar. En mi primer show en Ciudad de México, al tocar los primeros acordes, la gente reaccionó como si ya la conociera. Ese día supe que, aunque la escribí para mí, la canción había encontrado su camino hacia otros corazones.

Seguiré compartiendo mi música sencillo a sencillo, pero Acércate siempre será un ancla en mis conciertos y en mi historia. Es la canción que me sostuvo cuando creía que todo se caía. Una conversación conmigo mismo… y, ahora, contigo.